El siglo XXI ya luce acné y ni rastro de patinetes voladores, orgasmatrones o mutantes con tres mamas. Pero nos quedan los “mechas”…
Por FRANCISCO JÓDAR
¿Y QUÉ DEMONIOS ES UN MECHA? Mazinger Z es un “mecha”. En realidad, “El Mecha”. O sea, un robot controlado por un piloto. Hoy, algunos de los chiflados que crecieron con las aventuras del personaje de Nagai se dedican a fabricar robots pilotables de verdad, aunque bastante más pequeños y con inofensivas balas de plástico en lugar de poderosos rayos destructivos. Les presentamos a Kuratas, el hijo de Mazinger Z.
Altura: 4 metros. Peso: 4.500 kg.
Precio: 989.000 euros.
Creador: Suidobashi Heavy Industry.
¿Subimos? Controlamos la acción desde un compartimento en el pecho del robot. Nuestro mecha utilitario no es muy veloz (su motor diésel lo propulsa a solo 10 km/h sobre las ruedas de sus cuatro patas), pero sí potente y versátil: sus poderosos brazos articulados se controlan con un mando en la cabina que imita sus movimientos mecánicos.
¿Que alguien se interpone en tu camino? Sonríe. Un sistema automático apunta al objetivo y una cámara de reconocimiento facial capta la sonrisa del piloto, lo que desata una ráfaga de pequeñas balas de plástico (6.000 por minuto) procedentes de las dos ametralladoras instaladas en una de sus extremidades.
Kuratas está disponible en 16 colores y funciona gracias a un sistema operativo que permite mover el torso, brazos y patas de este retoño de Mazinger Z, así como manejar sus amistosas armas desde el asiento de la cabina, que puede forrarse en cuero natural e integrar un portabebidas. Y si no tienes a Kuratas a mano, no te preocupes: un smartphone y una conexión 3G serán suficientes para darle órdenes a distancia.
Mazinger Z y la especulación inmobiliaria
Urbanización Mas del Plata, término municipal de Cabra del Camp, Tarragona. Levantada a finales de los 70, su promotor concibió una delirante propaganda para captar compradores: instalar una estatua de Mazinger Z de fibra de vidrio y algo más de 10 metros de altura. Hoy permanece allí, fantasmal y acompañada por unos pocos chalés y casas.