Mi abuelo siempre decía que había que llamar a las cosas por su nombre. Algo que cumplen en Suecia a rajatabla aunque a nosotros nos parezca justamente todo lo contrario. Es sabido que en IKEA disfrutan poniendo nombres impronunciables a cada uno de sus productos. Una mesa de madera con cuatro sillas es un Jokkmokk en el país escandinavo que, en realidad, es el sustantivo de una ciudad sueca del norte de país.
Pero un web ha venido a nuestro rescate. ‘The IKEA Dictionary‘, realizado por Lars Petrus, sí, el Lars Petrus de los tutoriales para completar de manera sencilla el cubo de Rubik, aclara de manera sencilla (y con un diseño de web muy 1995) el significado de los impronunciables nombres de la firma sueca.
En 1943, Ingvar Kamprad fundó con 17 años una pequeña empresa con el dinero que había recibido por completar sus estudios. Este pequeño proyecto consistía en la venta de artículos por correo destinados a cubrir necesidades básicas a precios competitivos. No fue hasta 1947 cuando IKEA empezó a comercializar sus icónicos muebles. La característica más significativa de estos era la posibilidad de ser desmontables, abarataba el transporte y en consecuencia el precio final.
El origen de este catálogo de nombres extraños está también en el fundador de la multinacional, el cual padece de dislexia. Da la impresión de que todos los productos tienen un nombre aleatorio sin sentido, pero esto no es así. Por ejemplo, la línea de productos de baño, tienen todos nombres de ríos. Kamprad utilizaba este sistema para poder asociar elementos con sus productos, para poder identificarlos a pesar de su condición. Otro ejemplo, es que los artículos destinados para los niños reciben el nombre de animales como la mesa de plástico mammut.
IKEA relaciona todos y cada uno de sus productos con una serie de campos semánticos. No todo lo de la multinacional tiene que ser necesariamente sueco. Las alfombras tienen nombres de lugares daneses, los muebles de salón son ciudades noruegas y las mesas del comedor, lugares fineses. El nombre de la empresa en sí también utiliza este sistema. Ninguno de nosotros se habrá preguntado por qué está siempre rotulado en mayúsculas. No son mayúsculas, son siglas. IKEA contiene las iniciales de su fundador Ingvar Kamprad, la granja (Elmtaryd) y el pueblo (Agunnaryd) donde se crió.
El catálogo de productos de nombres imposibles de IKEA es prácticamente infinito, pero hemos seleccionado los cinco nombres que más nos han llamado la atención para conocer su significado:
ANNO es un panel japonés. No es un conducto de evacuación. Significa año en latín.
TRAMPA es un felpudo económico que en realidad significa “huella”. Tiene bastante sentido en sueco.
PAPAJA es un macetero, su utilidad no es “pa eso”. En realidad, significa papaya.
UVAS es una lámpara. No es la fruta más conocida de nuestro país, si no un lugar del centro de Suecia.
VIRRE cerveza es lo primero que se le pasa por la cabeza a cualquiera que lee este nombre. Totalmente opuesto a lo es en sí este producto, un tobogán para niños. El significado del término es más impredecible aún si cabe, significa girar… en noruego.