En febrero de 1993, meses después de firmar con Columbia Records, el sello envía a Jeff Buckley al estudio Shelter Island Sound de Steve Addabbo. Jeff , hijo de Tim Buckley, era un intérprete magnífico pero no tenía muchas canciones propias y su estilo estaba aún por definir. A la discográfica le corría prisa sacar provecho de este nuevo fichaje y tuvo una genial idea: encerrar al músico en un estudio con el productor Steve Berkowitz y dejarle tocar y cantar libremente a modo de ejercicio creativo. Jeff se pasa tres días interpretando versiones de sus canciones preferidas. Todo queda grabado.
En agosto de 1994 se lanza ‘Grace‘, el primer y único disco de estudio de Jeff Buckley, uno de los más influyentes de la historia de la música.
En mayo de 1997 se encuentra el cuerpo sin vida de Jeff flotando en el río Hudson.
El próximo 11 marzo Columbia Records publicará un ‘You And I‘ (no es el primero tras la muerte del cantante) con diez de aquellas versiones que quedaron registradas en febrero de 1993. Versiones de éxitos de Bob Dylan, Sly and the Family Stone, Led Zeppelin o éste “I know it´s over” de The Smiths, del que acaba de estrenarse vídeo.
No cabe duda de que desde el punto de vista legal Columbia Records está en su derecho de sacar provecho de todo ese material que quedó bajo su recaudo, pero ¿y desde el punto de vista moral? ¿Vale todo cuando ya estás muerto?
El año pasado David Joseph, presidente de Universal Records en Reino Unido, confirmó a la prensa que había destruido una serie de maquetas que Amy Winehouse dejó grabadas antes de morir. Alegó una cuestión moral, ya nunca sería capaz de recabar el consentimiento de la artista para publicar este material. Muchos de sus fans le saltaron a la yugular. ¿Dónde acaba el respeto a la intimidad individuo y empieza el interés general?
Tupac Shakur murió dejando atrás seis álbumes de estudio antes de morir en un tiroteo en Las Vegas. Tras su muerte salieron nada menos que siete discos más con grabaciones y refritos de material que dejó el rapero, amén de una bizarra actuación en forma de holograma con Snoop Dog y Dr Dre.
Ante las dudas sobre cómo se gestionará su patrimonio artístico hay quienes lo dejan bien atado antes de morir: Robin Williams prohibió expresamente en su testamento el uso de su imagen, voz o firma en los próximos 25 años.
Concluida esta reflexión, de lo que no me cabe duda, independientemente de la respuesta a estas cuestiones, es que 11 de marzo los fans de Jeff Buckley estaremos haciendo cola desesperadamente para escuchar lo que sea que grabó en ese estudio de Nueva York. Descanse en paz.
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