He tenido la suerte de viajar mucho. He sido azafata de Etihad Airways en otra vida y recorrido los cinco continentes y los siete mares, he pasado mil veces por la casilla de salida y también estuve una semana sin salir de casa porque andaba flojo del estómago y no era cuestión de amargarle el día a nadie. Y así aproveché y me vi toda la temporada de ‘Fortunata y Jacinta’ (ya no se hacen series como las de antes). He charlado con Alejandro Sanz en su casa de Miami y conocido a Joaquin Phoenix en una sala del Ritz (le hubiera matado con mis manos); he visto glaciares y volcanes, Pompeya y Petra, he estado aquí y allá, he visto cosas que vosotros no creeríais… Pero lo que he visto en Palawan, es difícil de igualar… Bueno, tal vez una isla hecha de jamón 5 jotas con piscinas de vino tinto podría estar a la altura, pero poco más.
Tengo una amiga que vive entre Zaragoza y El Nido (al norte de esta isla filipina) y piensa lo mismo: que el Cierzo está bien, pero que aquello, ¡ay aquello! (y se le cae una lagrimilla). Lleva dos meses con antidepresivos y sisando en los supermercados para pagarse el avino de vuelta, así que algo tendrá. Y mi madre, que es muy de ‘Españoles en el mundo’, y se ha recorrido el planeta varias veces sin salir de la salita de su casa, dice que cuando vio el programa de Filipinas le dieron ganas de coger un avión y plantarse en Manila. Ella, que la única vez que salió fue para ir a Paris y el mismo día que cruzaba la frontera Tejero se metió hasta las cocinas del Congreso para gritar aquello de ‘¡Todo el mundo al suelo!’. Tal cual. Toda la vida sin ver ‘el extranjero’ (como dice ella) y para cuando hace el amago, ¡zás!, el 23-F. Que luego la cosa no pasó a mayores, pero mi hermana y yo ya nos veíamos creciendo sin padres y bajo el yugo de un nuevo régimen Tejerista (¿o sería Tejerino?).
Lo dicho, Filipinas (y más concretamente la isla de Palawan) es desde ya el destino más apetecible para este año que arranca. Dirás que está lejos, dirás que es caro, dirás que prefieres una semana en Ibiza de pastis y buenri, pero te estarás equivocando. ¡Allá tú! (Jesús Vázquez, ¿por qué?).
Te damos diez razones por las que Filipinas es oficialmente el destino más HOT de 2017
El paraíso es aquí
¿Has visto una película de Leonardo DiCaprio que se llama 'La Playa'? En la peli (bastante floja) Leo iba en busca de una isla secreta, nunca pisada por turistas... el paraíso soñado de todo mochilero. El filme es una adaptación del libro homónimo de Alex Garland que lo escribió después de conocer El Nido, espectacular edén al norte de la isla de Palawan. El Gobierno filipino, muy celoso de su ecosistema, negó los permisos de grabación a la maquinaria hollywodiense que se tuvo que marchar a la vecina Tailandia. Pero el verdadero Edén estaba aquí, y esta aún: cientos, miles de nanoparaísos (en más de 7.000 islas) esperando ser descubiertos.
Bajo el marrrrrr, bajo el marrrrr...
Si crees que lo mejor de Palawan está en la superficie eso es porque no te has puesto aún las gafas y el tubo, y si no lo haces perderás el 50% de lo que tienes por descubrir. Bajo esas aguas cristalinas color turquesa se esconde una rica variedad de peces tropicales, barreras de coral, tortugas, estrellas de mar, e incluso barcos japoneses de la Segunda Guerra Mundial. Aunque tal vez lo que más llama la atención sean las lagunas de agua semidulce que se forman cuando en un espacio cerrado se juntan el agua de manantial y lluvia con el salado del mar. La sensación de bucear en un agua que cambia de temperatura y que se nubla y se vuelve a hacer cristalina es hipnótico.
Gente buena, buena gente.
Amables, sonrientes, simpáticos, tirando a bajitos (cualquier españolito medio es un Gasol allí), con tipín por esa dieta baja en grasa y rica en arroz, pescado y fruta, imberbes pero con pelazo... Los filipinos son educados, sociables y bilingües (tagalo e inglés), lo que facilita mucho las cosas. Nunca le dicen que no a un selfie contigo (lo que te ganará puntos en el Facebook) y tienen fama de ser grandes consumidores de porno (que oye, también está muy bien). Aunque habrás leído algunas noticias que hablan sobre el presidente arengando a las masas a matar yonquis, lo cierto es que Filipinas es un lugar seguro, y algunos destinos como Coron tiene un 0% de índice de criminalidad.
Arráncalo, Reynaldo
No nos puede gustar más esa forma de moverse que tienen los filipinos, y no nos referimos a la forma de menear las caderas o balancear los hombros, sino a los medios de transporte. El más común es el Trycicle, una moto con sidecar y una estructura metálica capaz de albergar hasta 9 personas y con unos diseños que ni 'Extreme Tuning'. Los Jeepneys (en la foto) son unos microbuses con capacidad para unas 24 personas y un sistema maquiavélico de determinar el precio dependiendo de la distancia, los bultos, la edad... (Fundamentos de Contabilidad nivel Oxford). Y si tienes mucha prisa y más agallas, atrévete a subirte en un Habal-habal, una moto taxi, la mejor opción para sortear los atascos de Manila y sentirte como si fueras de paquete con Márquez o Pedrosa.
¿Tienes la de 'Un beso y una flor'?
La tienen, fijo que la tienen. Los filipinos son unos apasionados de los karaokes. Todo el continente asiático siente admiración por esta especie de 'OT' de andar por casa, pero en Filipinas se lo toman muuuuy en serio. Sus libros para elegir canciones son más largos que el 'Ulises' de Joyce y por supuesto incluyen muchos temazos en español de Enrique Iglesias, su padre, Nino Bravo, Shakira, Thalía y un buen puñado de cantantes latinos que nunca has escuchado... Aunque lo que les pirra es el baladón tagalo: miles de canciones que hablan de 'amar, no amar, dejar, recuperar la ilusión, fracasar....' y demás lisonja culebronesca. Tú pide 'La Bamba' que te los metes en el bolsillo.
Tomaré feto de pato, gracias
La gastronomía Made in Philippines es rica, variada y equilibrada. Otra cosa es que encuentren especialmente sabroso comerse de una tacada un feto de pato en proceso de fertilizar. Como te comes tú un puñado de cacahuetes pero con ojos. Según dicen tiene alto contenido proteínico y te pone más bruto que Michael Fassbender en 'Shame'. El platillo se llama Balut (por si lo quieres pedir) pero si vas bien de libido y pasas de experimentar, la oferta gastronómica incluye una amplia variedad de pescado, marisco, frutas tropicales, frutos secos (el anacardo es Dios en algunas regiones) y arroz como acompañante con todo. Prueba la street food, una experiencia culinaria callejera sabrosa, fresca y barata.
¿Dónde vas con matón en Manila?
No te hace falta, créenos. Manila es una ciudad caótica, con atascos interminables, estéticamente complicada, arquitectónicamente imposible, calurosa, húmeda, superpoblada... pero segura. Si no te metes en los barrios donde la gente viste una camiseta con 'Te Rajo' estampado, la cosa irá guay. Además hay policía por todos los rincones y sus uniformes molan bastante (ahí dejo el dato para los fetichistas). Te recomendamos un paseo por Intramuros (herencia colonial española) y otro, largo y reposado por Makati, el epicentro de negocio pero también de ocio diurno y nocturno. Piérdete por sus calles, mézclate con su gente, hazte selfies con ellos, y acabarás amándola como Terelu ama un menú degustación de 32 platos.
¡Filipinas, español!
La colonización española que duró más de tres siglos e influyó en las tradiciones culturales y religiosas (un 90% de la población es cristiana) han dejado su huella. De hecho, si miras el menú vas a encontrar muchos platos que te suenan, si escuchas su idioma vas a reconocer muchas palabras (hay unas tres mil similares al castellano) y es bastante normal que alguien te salude por la calle con un “¿Cómo está amigo?”. De hecho muchos de los nombres conservan su origen español, como El Nido o Puerto Princesa, capital de Palawan y puedes encontrar nombres de tiendas tan divertidos como el de la foto (¿no es un maravilloso pleonasmo?).
La casa de SanMi
Si controlas un poco de Historia Etílica de la Humanidad, sabrás que la cerveza San Miguel nació en Filipinas hace más de 125 años. De hecho su slogan ' Explorando el mundo desde 1890' parte del año en que se tiró la primera botella y de cómo, partiendo de Filipinas fue conquistando el resto del planeta. El 29 de septiembre de 1890 un grupo de españoles inauguró, en un barrio de Manila llamado San Miguel, la primera fábrica cervecera del sudeste asiático. A lo largo de las siguientes décadas, San Miguel viajó hacia otros destinos (Guam, Hong Kong, Shanghai...) hasta llegar a puerto español en los años 40, abriendo su primera fábrica en Lleida. Así que no te extrañe encontrarte San Miguel en todas partes.
Hoteles para quedarse a vivir
Hay gente que piensa que los hoteles son lugares impersonales, fríos y asépticos, en los que es difícil encontrarse como en casa. Eso puede pasar si te quedas en una habitación de 'El Resplandor' o haces noche en el Bates Motel con la loquita de Norman. Pero si tu cuarto tiene infinity pool y ves desde la baranda estrellas de mar, la cosa cambia. El complejo turístico El Nido Resorts engloba una serie de alojamientos sostenibles denominados 'ecoislas' en los que desearás quedarte a vivir para siempre... Un lujazo por la localización, la atención, el servicio, la exclusividad y la comida. Si vas a Coron (otra isla que deberías visitar), The Funny Lion es la mejor opción para hospedarte.
