Danny Boyle acude a la cita con los medios con un ejemplar de ‘El retrato español en el Prado‘ entre las manos. No sabemos si se trata de un recuerdo de su paso por el museo o el obsequio de algún periodista. Ésta es la tercera ronda de entrevistas que concede en la sala de conferencias de un hotel madrileño. El director británico estrena la secuela de la película que ha marcado a toda una generación, ‘T2. Trainspotting 2‘ (se estrena en España el viernes 24 de febrero). Cuando tienes una responsabilidad tan grande entre manos, la expectación es máxima y no hay medio que no quiera hablar contigo. Por la mañana estuvo atendiendo a fotógrafos y televisiones en un photocall improvisado en La Vía Láctea, el mítico bar de la movida madrileña, enclave más que apropiado para la ocasión.
Pero el director no parece cansado, recibe a los periodistas con una sonrisa, alarga la sesión bromeando sobre el Brexit (se plantea mudarse a Escocia para permanecer en la Unión Europea) e intercambia opiniones sobre directores españoles. Nos desvela su último flechazo, ‘No respires‘ de Fede Álvarez, y confiesa que adora Louis Malle.
Danny Boyle es un orador nato: gesticula, cambia de tono, hace pausas dramáticas… y también se va un poco por las ramas. Pero nos aclara que ‘Trainspotting 2′ trata sobre el penoso paso del tiempo en los hombres, cuya vanidad les hace aferrarse al pasado, a su juventud, de manera triste y desesperada. La madurez es una bajona de las buenas.
Es tan carismático y cercano que nos da cosa confesarle que nos gustó más la ‘Trainspotting’ original.
- Desde luego ese hombre de mediana edad corriendo hacia ninguna parte… es ridículo. Todos lo hacemos, todos estamos en el gimnasio sudando al lado de nuestro vecino, yo lo he hecho antes de venir aquí, … no tiene sentido. Cuando me planteé cómo abrir la película fue algo difícil porque todo el mundo tiene en la cabeza la apertura de la anterior. Se trata de una situación irónica, Renton está corriendo hacia ninguna parte y de repente está perdido. Así es como se da el pistoletazo de salida a la película. Todo había permanecido en suspensión hasta ese momento, ninguno de ellos se había vuelto a encontrar o al menos parece que ninguno ha estado prestando atención al otro hasta que esto ocurre.
- Estaba bromeando pero es cierto. Cuando los vi la vez anterior no habían envejecido nada pero ahora sí que se nota el paso del tiempo. Cuando Renton sale en la habitación de cristal, casi al final de la película, se pueden ver perfectamente las arrugas en su cara. Eso es bastante brutal para un actor porque todos quieren tener el aspecto de un treintañero y ahí se ve claramente que Ewan (McGregor) ya no es un treintañero. Pero ésa no fue la verdadera razón, la verdadera razón fue que yo aún no estaba preparado. Ni yo ni John Hodge, el guionista. La película es muy personal para nosotros dos porque te planteas ¿qué vamos hacer después de esto?, ¿qué nos queda? También lo era para los actores y por eso estuvieron de acuerdo en aparecer con sus arrugas, sin maquillaje, con el aspecto que tienen en la realidad. La vanidad masculina es muchísimo peor que la femenina porque los hombres no tenemos ninguna forma de manejar el tiempo, somos terribles para envejecer. Las mujeres envejecen mucho mejor porque por razones obvias están diseñadas con una línea de tiempo absolutamente definida, lo que no ocurre en los hombres. En consecuencia, un hombre se aferra al pasado, a la parte de su vida que les gustaba de cuando era joven, y eso es muy triste y desesperado. De eso precisamente va la película, todos queremos hacer películas sobre el paso del tiempo pero en realidad tratan sobre el comportamiento masculino, desde la niñez hasta la madurez.
- Los actores tienen más experiencia, parece algo muy obvio decir pero también es muy significativo. Los actores suelen contar al menos dos o tres historias al año, están en dos o tres películas o en series que duran meses e incluso, como dos de ellos, Bobby (Robert Carlile) y Ewan, dirigen sus propias películas. Eso se nota en su trabajo interpretativo, sabían mucho más que la primera vez. La primera vez eran muy inocentes, igual que yo, no sabíamos muy bien qué estábamos haciendo. Pero esta vez sí que sabían lo que hacían y cómo hacerlo. Hubo muy poca preparación, entraban en escena y explotaban. Cuando trabajas en televisión sólo puedes hacer una o dos tomas porque todo tiene que ser rápido, así que si los actores son buenos lo aprenden y lo hacen muy rápido. Nada de grabar seis o siete tomas hasta alcanzar la perfección, lo clavan y ¡bang!, tienes que estar listo para cogerlo porque sólo va a haber dos tomas que sean frescas. Eso lo noté y fue muy excitante.
- Obviamente la primera película es tan estilosa que encajaría si hubiese querido copiar ese estilo, pero yo no lo concibo de esa manera, no podía copiar a la anterior. Evidentemente algo del estilo anterior se mantiene porque son los propios personajes en la historia los que introducen este estilo. Los libros de Irvine son así, los personajes saltan a escena de repente, no son personajes delicados que aparecen poco a poco, son histriónicos, un poco como dibujos animados. Así que intenté sacar el estilo desde los propios personajes en lugar de establecerlo desde el principio. Ya no soy tan inocente como lo era antes, eso no se puede recuperar, está perdido.
- Lo que ocurre es que no son películas realistas, lo parecen pero están ensalzadas, es un realismo idealista. Una película realista sobre el abuso de heroína sería algo literalmente imposible de ver porque no pasa nada. Yo he estado en las mazmorras de la heroína y es aburridísimo, se pasan el día ahí, sin hacer nada. Lo que realmente ves en estas películas es lo que está pasando dentro de las cabezas de los personajes: en la primera era la miseria porque les daba igual todo, les daba igual crear víctimas, les daba igual la muerte,.. cuando muere el bebé la solución es meterse otro chute para hacer desaparecer el dolor emocional y punto. En cierta forma ‘Trainspotting 2′ está más fuera de sus cabezas porque, aunque siguen siendo adictos a otro tipo de cosas, ya no consumen. Es un tipo de película muy diferente. Son mayores, así que la energía es diferente. Las circunstancias también son diferentes, ahora tienen dinero, el dinero no es un problema, ahora sus problemas son emocionales.
- La nostalgia siempre ha estado ahí aunque es cierto que últimamente hay un crescendo en los medios. El pasado siempre está con nosotros, no está muerto, está vivo en ti de alguna manera. Nos referimos a él en la película como al efecto de un telescopio: algunas veces miras a través de un telescopio y parece que hay mucha distancia y si miras desde el otro lado del telescopio parece que está ahí mismo. El peligro está en que te aferres a él y eso es lo que pasa en la película. Por eso era importante que Spud y Veronica estuvieran ahí, para hacer de contrapunto y que se haga visible la estupidez de los otros, que creen que están hablando de oportunidades y de traición. Spud es una voz de autoridad en la anterior película y también en esta. Una de las pocas compensaciones de envejecer es darte cuenta de que el tiempo es cíclico y eso se relaciona con la nostalgia y con otras cosas maravillosas: los abuelos y los nietos, por ejemplo, siempre se llevan muy bien porque parecen reconocerse de alguna forma, eso es parte del ciclo de la vida.
Esa vida de mediana edad… desde luego es mucho mejor cuando eres joven. Todo lo que consigues en la mediana edad es dinero (si tienes suerte) y sabiduría, pero nada de eso compensa la pérdida de juventud. Tenemos un refrán en Reino Unido,“la juventud se malgasta con los jóvenes”, es totalmente cierto. Lo que se ve en la película es bastante triste en muchos aspectos pero también tiene vitalidad porque hay algo poético en ese empeño masculino de aferrarse al pasado, ya sea intentando recrear el placer, como cuando salen de fiesta, o como Begbie que vuelve a los eventos pasados para intentar conseguir venganza. No pasan cosas muy nobles en la película pero eso coincide con su pasado. No estás viendo una película de héroes nobles, son antihéroes que nos gustan en parte por los actores, en parte por el arrepentimiento, ninguno de ellos está orgulloso de su pasado pero tienen que superarlo. Proust decía (realmente no he leído nada de Proust, sus libros son muy largos) pero hablaba de los ciclos del tiempo, de la escritura y de la forma de narrar historias, y ésta es una de las pocas formas con las que te puedes dar cuenta de la dimensión del tiempo. Hablaba de estos ciclos temporales y las compensaciones de estos ciclos temporales y ahí es donde queríamos llegar con Spud escribiendo la primera novela o la primera película, estas dos historias hacen loop una y otra vez.
- Mi habitación de niño seguirá teniendo el mismo aspecto cuando cumpla 50 años y seguiré durmiendo en ella, y eso creo que es igual para todos. Me encanta esa imagen, no es si es esperanzadora o triste, quizás ambas, pero esa imagen de Renton bailando solo en su habitación con canciones que fueron éxitos hace cuarenta años pero remezcladas… ¡me encanta! Si mañana me atropellan o si se estrella mi avión y nunca vuelvo a hacer otra película y ésta queda como la última escena que rodé, estaría encantado.