“Un cuento siempre adquiere los colores que le otorgan el narrador, el ámbito en que se cuenta y el receptor”, afirma el novelista de libros infantiles Jostein Garder. Y razón no le falta. Las huellas que han trazado los cuentos a lo largo de los siglos son palpables gracias a que alguien, en algún momento, los puso por escrito. Pero, ¿qué sucede cuando la única tradición que existe es transmitirlos de forma oral? Se van perdiendo y más si el continente en el que se difunden es África, tierra de éxodo y campamentos refugiados.
Con el objetivo de “rescatar entre las arenas” del desierto del Sáhara los cuentos tradicionales que desaparecieron progresivamente hace 40 años, nace ‘Los cuentos del erizo y otros cuentos de las mujeres del Sahara’, un libro que recoge el testimonio narrativo oral de las mujeres saharauis. Quienes han llevado a cabo esta labor han sido Ana Cristina Herreros, quien los escuchó y los narró en papel, y Daniel Tornero, colaborador habitual de la Revista Don, que ilustró cada historia con ayuda de jóvenes africanos en el bubisher (biblioteca local) y algunos colegios de los campamentos.
“Recogimos los cuentos casi olvidados de la boca de las ancianas saharauis para que las mujeres y niñas de hoy sepan de dónde vienen y sepan adónde van. Hemos hecho un trabajo de edición con los cuentos que nos contaron y un trabajo de ilustración con los personajes de los cuentos que nos pintaron”, explican.
Las huellas quedaron borradas por la arena del desierto del Sáhara, pero gracias al trabajo de campo que han realizado con mujeres saharauis que viven en España y también con aquellas que se encuentran en los campamentos de refugiados de Tinduf se han podido rescatar. “Aquellos cuentos que hablaban de que el cuidado del otro es la única fuerza que nos permite sobrevivir en un mundo hostil, que el amor a la familia es el mayor tesoro que uno puede tener, que la tenacidad y la inteligencia son más poderosas que la fuerza…” han quedado reflejados en este proyecto.
‘Libros de las Malas Compañías’, la editorial que distribuye el libro se caracteriza por ayudar a poblaciones silenciadas y donará los beneficios que obtengan de los derechos de autor al proyecto cultural que el pueblo saharaui decida, ya que lo consideran un autor más.