El discurso del Estado de la Unión es el gran evento de la política norteamericana. Las dos cámaras (Congreso y Senado) y todo el ejecutivo se reúnen en el Capitolio para escuchar al presidente norteamericano analizar cómo están las cosas y anunciar las reformas legislativas o las líneas que va a seguir su presidencia durante el año. Como varios niveles del gobierno coinciden en un mismo punto, a la vez, y eso es bastante complicado para la seguridad se designa a un miembro menor del gabinete presidencial (el Consejo de Ministros USA) para que permanezca en un lugar secreto y escondido por si, en caso de catástrofe o atentado terrorista, matan a todo el mundo y se necesita un presidente de emergencia. Este político es conocido como el ‘designated survivor‘ (superviviente designado).
Este es el arranque de ‘Sucesor Designado‘ la serie que la plataforma Netflix estrenó hace cinco semanas y que es de las primeras en ofrecer sus capítulos semana a semana y no en un solo bloque como nos tenía acostumbrada la plataforma.
Tom Kirkman (Kiefer Sutherland) es un apocado Secretario de vivienda -un ministro, vaya- al que la misma mañana en la que se va a celebrar el discurso del Estado de la Unión le dan tres noticias: una mala, una regulera y una incómoda. La mala es que lo van a cesar en su cargo, la regulera es que lo van a mandar de representante de los EE.UU. A un trabajo poco ambicioso y la incómoda es que es el ‘Designated Survivor’ del Gabinete. Su mujer, Alex (Natasha McElhone), le dice que no dimita y que se mantenga firme en su decisión de seguir al frente de la cartera pero Kirkman es un hombre sin mucha ambición.
Cuál es su sorpresa cuando, durante el discurso, unos malvados deciden dinamitar los cimientos del Capitolio y matar a todos los que son alguien en el gobierno americano, es decir, un poco más de mil personas entre congresistas, senadores, consejeros, Secretarios de Estado, Director del FBI, de la CIA, etc.
Kirkman tiene, en ese momento, que ser nombrado Presidente a prisa y corriendo, jurar su cargo frente a un Juez del Tribunal Supremo nombrado a toda prisa y ponerse al frente de EE. UU. En el momento más delicado de su historia con el handicap de ser un poco pusilánime.
El arranque de ‘Sucesor designado’ es casi tan delirante como el desarrollo posterior de los cinco episodios vistos hasta la fecha donde su creador, David Guggenheim, ha conseguido que todo funcione a base de ofrecer un cliffhanger tras otro. Cada episodio de la serie contiene una pirueta mortal hacia adelante que mantiene la tensión y permite que, por pura fascinación ante el espectáculo de luces y fuegos artificiales, quieras ver todos los episodios del tirón. Sin pestañear.
Lo mejor: todos parecen sospechosos de tener algo que ver con el crimen. Desde los militares que rodean al presidente y que parecen, a toda costa, querer echarle la culpa a un grupo terrorista islámico, hasta la ‘designated survivor’ del partido republicano llamada Kimble Hookstraten (Virginia Madsen) que parece electrificada por una infinita sed de poder pasando por un intrigante jefe de gabinete interpretado por el actor mexicano Adan Canto. Frente a este frente del stablishment que, cada episodio pone contra las cuerdas al presidente, se encuentra un hombre tranquilo, que quiere tomar decisiones reposadas y que se debate entre el miedo a no obrar bien y la idea de que un presidente tiene que poner cordura y no dejarse arrastrar por la psicósis momentánea. En fin: construye a un personaje muy humano que, a los norteamericanos, les recordará a Abraham Lincoln o a Franklin D. Roosvelt que han pasado al imaginario USA como dos buenos hombres a los que les tocó lidiar con tiempos muy adversos.
La espina dorsal narrativa de ‘Sucesor designado’ sostiene los episodios vistos hasta ahora (nada más y nada menos que cinco…esta vez no pienso adelantar acontecimientos como hice con ‘Westworld’) porque nos va ofreciendo pequeñas o grandes historias -una especie de bien nutrido menú de ‘misiones’ como si estuviéramos en un videojuego- que el presidente va resolviendo con mayor o menor gracia. Nuestra preferida, hasta la fecha, es que el Gobernador de Michigan se pone tonto y no quiere aceptar la legitimidad de la presidencia de Kirkman lo que, directamente, nos ha llevado a recordar ‘En directo para Newsnet‘ (1997) aquella pequeña producción de Joe Dante en la que hace ya se adelantaba en la crítica a la mala calidad de la información y donde un gobernador decidía llevarle la contraria al presidente y movilizar a la Guardia Nacional de su estado por un asunto de inmigración (¿Les suena de algo?).
No sabemos como caerá ‘Sucesor designado’ en la llamada ‘América de Trump’. Es más, nos tememos que su propuesta -un poco flipada porque todo lo que ocurre está hecho con vistas al espectáculo- no caerá muy bien teniendo en cuenta que hablamos de un presidente comedido que ejerce de buen patriota y que se niega a los tejemanejes. Cuanto más piensen en esta idea más se darán cuenta de lo alejado que se encuentra el presidente Kirkman de la ficción de la situación del mundo en general. ¿Hubiera sido más fácil para Kiefer Sutherland interpretar a Jack Bauer (su personaje en ’24’) como presidente de los USA? Seguramente, pero en este caso parece que ha decidido hacer un papel más pegado a la bondad.
En fin, si no quieren comerse demasiado la cabeza no lo hagan porque no es necesario hacerlo. ‘Sucesor designado’ es una serie que se explica bien, incluso, sin conocer como funciona el gobierno americano. Justamente lo contrario de lo que pasaba en el episodio 1 de ‘Peaky Blinders‘ (2013, Steven Knight) donde había que manejar algunos conceptillos de historia británica para entender por qué toda esa gente se odiaba tanto.
En este caso la cosa va como un tiro, se ve del tirón y nos hace acordarnos de la ligereza con la que te zampas un libro de Tom Clancy de esos que cuenta una conspiración a gran escala. En este caso todo es mucho más fácil porque no hay ni una sola mención a un catálogo de armamento.
Si quieren pasar un buen rato viendo una alargada película sobre conspiraciones políticas y atentados terroristas pasados de vueltas no tiene más que engancharse a ‘Sucesor designado’ que es una serie de esas que no sabemos si alguna vez entrará en la lista de ‘Mejor serie de la historia’ pero que es honesta en su objetivo: entretener. No se nos ocurre un fin más noble.