Que Hollywood es el lugar idóneo para cambiarse de nombre lo sabemos todos. Allan Stewart Konigsberg, Margarita Carmen Cansino o Seth Ward lo sabían y, por eso, adoptaron seudónimos como Woody Allen, Rita Hayworth y James Dean, respectivamente. Alan Smithee es un caso aparte. Seguramente te suene por una de las noventa películas que ha dirigido, pero es muy probable que nunca le hayas visto. ¿Por qué? Básicamente porque no existe (o, al menos, no de forma física).
Alan Smithee es el seudónimo escogido por los cineastas cuando se sienten demasiado avergonzados con el resultado final de una producción cinematográfica y se niegan a que se les atribuya el proyecto. Mediante esta vía de desvinculación, directores y miembros del equipo técnico o artístico reflejan su completo desagrado con la obra o con la falta de control creativo que han tenido durante el rodaje, montaje o postproducción de la misma.
La ópera prima de este prolífico director fue ‘Death of a gunfighter’ (‘La Ciudad sin Ley‘). En un principio, la cinta de 1969 iba a ser dirigida por Don Siegel, pero este recomendó a Robert Totten para hacerse cargo de este western de corte clásico. Las disputas comenzaron en el montaje del mismo. Al parecer, Totten aportó mucho más material que Siegel y, sin embargo, fue éste quien tuvo mayor capacidad de decisión en la sala de montaje. Debido a las diferencias artísticas que existían entre ambos, ninguno quiso hacerse cargo del proyecto y la Directors Guild of America (DGA), o Sindicato de directores de Estados Unidos, les ofreció la alternativa de renunciar a su autoría compartida y ampararse bajo un seudónimo.
El nombre elegido, en un primer momento, fue Al Smith, pero era tan sumamente común en Estados Unidos que no descartaban que existiera algún trabajador en los estudios de Hollywood que se llamara así. Se propuso, entonces, Alan Smithe, a quien se le añadió una “e” al final para que se convirtiera en el anagrama perfecto de The Alias men. Alan Smithee era un nombre suficientemente singular y, paradójicamente, bastante corriente y aburrido que les garantizaba que nadie fuera a usarlo al mismo tiempo que pasaba claramente desapercibido.
Smithee se convirtió así en el director de ‘La Ciudad sin Ley’ y lo peor de todo es que la película fue bien acogida. La crítica alabó su capacidad de convertirse en un western psicológico que ahondaba en la identidad de los personajes con encuadres totalmente planificados. Incluso, The New York Times destacó el “ingenioso trabajo de este nuevo director”. No tuvieron la misma suerte los cineastas que, desde entonces, utilizaron a Alan Smithee como un salvoconducto a su intachable reputación.
“A finales de los sesenta, a los directores se les dio más libertad a la hora de hacer películas y para posicionarse como autores. Sus nombres podían acreditar una película, otorgarle valor o ser un síntoma de una mala producción. Por lo que, comercialmente, la figura del director se empezó a utilizar como un estrategia de marketing”, explica el profesor de la Universidad de Cornell, Jeremy Braddock, autor del libro ‘Directed by Alan Smithee‘.
Si un director decide desvincularse de forma tan radical es porque siente de todo menos orgullo de su propia creación, por lo que, la calidad de sus películas es bastante cuestionable. Pese a ello,Alan Smithe acumula únicamente dos nominaciones a premios internacionales. En 1997, ‘Hellrasier:Bloodline’ fue nominada como a Mejor Película en el Fantasporto, festival de cine fantástico de Oporto y en 1999, Arthur Hiller, quien se escondía tras Smithee, al premio Razzie, los anti-Óscar, a Peor Director por ‘An Alan Smithee Film: Burn Hollywood Burn’ (¡Arde Hollywood!). Esta parodia, en la que participa Jackie Chan o Sylvester Stallone, simula ser un documental en el que los actores comentan las dificultades en el rodaje de una película de Smithee.
Desde entonces, su uso se ha democratizado sobremanera. Aunque la DGA llegara a pensar que estaba dejando de resultar efectivo dada su gran exposición tras ‘¡Arde Hollywood!’, Alan Smithee sigue siendo el favorito en la Meca del Cine. A las noventa películas que ha dirigido, se unen 21 créditos como guionista, 12 como compositor, 16 como actor y 10 como productor. Cualquiera puede acogerse a este nombre e incluso tiene la posibilidad de no reconocer que es el autor real o no comentar las causas que le han llevado al cambio.
Películas como ‘Catch fire’, ‘Los Pájaros 2′, ‘I love NY’ son de su cosecha al igual que los videoclips ‘I will always love you’ de Whitney Houston y ‘Under the bridge’ de Red Hot Chili Peppers. Entre sus logros está también una aparición en ‘Los Simpsons’: Smithee dirigió el spot sobre energía nuclear con el que el Sr.Burns intentaba reclutar a los recién licenciados para su central.
Hasta el propio David Lynch se escudó en Smithee para ‘Dune’. Aunque la película no puede equipararse a la novela original de Frank Herbert en la que está basada, Lynch decidió aparecer en los créditos. Lo que no aceptó fue que la productora modificara su montaje para su emisión en TV que incluía escenas no usadas en la versión cinematográfica y recurrió a Smithee. ¿Quién será el siguiente en utilizar su nombre?