Cinco coches con cambio automático
Una noche con el embajador (del Seat Ibiza)
A nadie le amarga un dulce, y a nosotros menos que a nadie. Eso de que nos inviten a casas ajenas a saludar a gente que conocemos, a conocer a gente que desconocemos y a picar el ojo y cruzar la pata, nos gusta más que a Artur Mas una senyera. Y si además a lo que nos invitan es a la recepción del embajador, la oferta nos seduce y nos conquista.