Se cumplen cincuenta años de la publicación de ‘Cien años de soledad’, de Gabriel García Márquez, uno de los libros más importantes de la literatura universal. García Márquez y otro buen puñado de escritores se adscriben a un curioso fenómeno conocido como ‘Boom latinoamericano’ que concentró a lo mejor de la literatura de todo un continente en una década brillante en la que se entrelazaron el talento, el olfato de una mujer llamada Carmen Balcells (que fue la que convirtió a Barcelona en la capital de la literatura en lengua española y fue la descubridora del fenómeno) y donde tradición y modernidad se fusionaron a la perfección.
Los escritores del boom imaginaron Latinoamérica para contarnos su historia, sus lados oscuros pero, también, toda la brillantez, toda la vitalidad y toda la energía de un continente en el que se creaba sin libertad y se vivía bajo la opresión de los enemigos internos y la de la metrópoli estadounidense que ejercía de vigía de sus intereses. Un siglo entero, cien años, contados a través de una fórmula en la que, por cuestiones estéticas pero también éticas, se reivindicó una voz propia, se reivindicó la identidad y la cultura autóctona y la fusión del cruce de varias culturas pariendo algo llamado ‘realismo mágico’, una forma de narrar que era completamente nueva.
Hemos seleccionado 10 obras para que disfrutes, si quieres, de lo mejor que puede ofrecerte el Boom literario más importante de las letras hispanas en todo el siglo XX y, con certeza, uno de los más vibrantes de la historia de la literatura universal.
‘Hijo de hombre’ (1960), de Augusto Roa Bastos
Roa Bastos representará siempre al escritor exiliado. Fue acusado por Juan Natalicio González, entonces ministro de Hacienda de Paraguay, de haber participado en el intento fallido de derrocamiento del General Higinio Morínigo. Al parecer, el que luego fuera presidente del páis, tenía una cuenta pendiente con el escritor porque éste se había reído de unos textos suyos y aprovechó la ocasión para tener la oportunidad de fusilarlo. Tras una rocambolesca huida, pasó tres días escondido en el depósito de agua de su casa y consiguió colarse en la embajada de Brasil saltando su tapia. Se estableció en Argentina en 1947, donde desarrolló su carrera allí hasta que en 1976 una junta militar encabezada por el General Jorge Rafael Videla dió un golpe de estado y Roa Bastos tuvo que fugarse a Francia aprovechando una invitación de la Universidad de Toulouse. No se establecería de nuevo en Paraguay hasta 1996.
‘Hijo de hombre’ es el primer libro de la trilogía que completan ‘Yo el supremo’ (1974) y ‘El Fiscal’ (1993). Una saga que hace un soberbio repaso de la historia de Paraguay, y por extensión de todo el dolor de Latinoamérica, en el que se entremezclan guerras, conflictos, la forma en la que se abrió una dolorosa brecha con las comunidades indígenas. Descriptivamente ‘Hijo de hombre’ es uno de los primeros libros que se nombra a la hora de describir el ‘realismo mágico’ y la forma en la que este se fue construyendo pese a que Roa Bastos siempre negó su adscripción al fenómeno del “Boom”.
‘La ciudad y los perros’ (1962), de Mario Vargas Llosa
El problema de afrontar una novela de Vargas Llosa es no dejarse llevar por tu posición ideológica. El fenómeno es extraño: los izquierdistas de nuevo cuño rechazan cualquier cosa firmada por el escritor peruano y los derechistas se remueven incómodos ante unas novelas que se alejan bastante de las posiciones ‘liberales’ que el premio Nobel suele verter en sus artículos de opinión. Vargas Llosa, el tipo de la vida agitada que intentó ser Presidente de Perú para enfrentarse al rojeras de Alan García y acabó palmando contra Alberto Fujimori, le puso un ojo a la virulé a García Márquez –entonces su mejor amigo- por razones que ninguno de los dos aclaró nunca satisfactoriamente y que tiene ahora una presencia inusitada en las páginas de las revistas del corazón por ser la pareja de Isabel Preysler es, también, uno de los mejores escritores de la historia. En cualquier idioma. ‘La ciudad y los perros’ es su primera novela publicada y es un relato que gira alrededor de su paso por el Colegio Militar Leoncio Prado durante su adolescencia. Un relato que cuestiona a la autoridad militar –algo peligroso en Latinoamérica durante aquellos años- y que se pregunta por la capacidad de ésta para crear monstruos. Una novela coral que retrata muy bien la tensión dentro de la institución y que gira en torno al asesinato de uno de los cadetes (Esclavo) a manos de otro (Jaguar) y que refleja a la perfección cómo se estratifica una sociedad bajo mando militar.
“La muerte de Artemio Cruz” (1962), de Carlos Fuentes
Carlos Fuentes fue mexicano aunque nació en Panamá. Debido a la profesión de su padre, diplomático, pasó su adolescencia viviendo en diversas capitales de Latinoamérica. Él mismo tuvo una intensa carrera diplomática y política que corrió paralela a la de escritor y en la que destacó como un hombre preocupado por proteger a los exiliados españoles y latinoamericanos durante su etapa como embajador en Francia a mediados de los 70.
‘La muerte de Artemio Cruz’ es una novela que pretende recoger la historia de México desde la perspectiva de un hombre que, como su país, ha ido corrompiéndose y dejando a un lado sus nobles propósitos. A las puertas de la muerte este personaje faltón, pícaro, locuaz y oportunista se torna en un reflejo perfecto de la vida política mexicana que le provocó no pocos gestos incómodos, insultos y acusaciones de alta traición.
‘Rayuela’ (1963), de Julio Cortazar
El escritor argentino nació en Bruselas, durante la I Guerra Mundial, el mismo día que los alemanes invadían el país. Sus padres, diplomáticos, consiguieron llegar a Suiza y, desde ahí, vuelven a Argentina donde residiría Cortazar hasta los años 50 en los que se convierte en un exiliado primero de sí mismo residiendo en países diferentes como España o Francia y luego de la dictadura militar argentina que le llevaría a establecerse en Francia donde le llegaría la muerte en 1984. Es conocido por su periplo vital incansable, por ser el primer escritor que defendió la causa sandinista en Nicaragua pero, sobre todo, por ser uno de los escritores más perspicaces, interesantes e innovadores del siglo XX y uno de los primeros en llevar las técnicas narrativas de la vanguardia a novelas que alcanzaban a grandes públicos.
‘Rayuela’ es una de esas novelas que, posiblemente, jamás tendría que haber sobrepasado los límites del underground. El autor ofrece cuatro vías de lectura diferentes que arrojan resultados de comprensión diferentes y, a la vez, iguales. Un juego de fuerzas literarias, estratagemas que persiguen la sublimación de la belleza, la reflexión sobre el propio lenguaje y la captura de cientos de momentos emocionantes que transcurren sin casi solución de continuidad entre París y Buenos Aires. ‘Rayuela’ es una obra a medio camino entre la improvisación jazzística y la creación literaria de vanguardia que ha influido no solo en la historia de la literatura si no, también, en la del cine.
‘Los recuerdos del porvenir’ (1963) de Elena Garro
La escritora mexicana está considerada una de las madres del ‘realismo mágico’. Un género literario que, posteriormente al Boom, ha sido recogido por autoras. Autoras todas ellas tan dispares como Isabel Allende –que lo devolvió a la categoría de best-seller-, Elena Poniatowska, Rosario Ferré, Cristina Peri Rossi etc.
Pese a ser su brillante carrera y su trayectoria intelectual impecable se ganó el descrédito de la intelectualidad mexicana tras la matanza de Tlatelolco en 1968 tras publicar varios artículos en los que acusaba a la élite mexicana de haber abandonado a los estudiantes a su suerte. Tras eso se exilió en Estados Unidos y luego en España. Tras volver a México vivió sus últimos años en la indigencia y falleció de cáncer en 1998.
‘Los juegos del porvenir’ se centra en el pueblo de Itxtepec y en la historia de los tres hermanos Moncada que son los que narran la vida de esta pequeña localidad que parece aislada en el tiempo y en el espacio y sobre la que planea la sombra violenta del General Francisco Rosas que mantiene su autoridad provocando matanzas mientras vive obsesionado por su amante, Julia, a la que mantiene encerrada en un hotel y que sabe que su destino está unido al de este hombre violento y sin conciencia. Ni que decir tiene que esta novela es una de las influencias directas de ‘Cien años de soledad’ y una de las más brillantes del boom pese a lo poco que suele hablarse de ella.
‘Memorias del subdesarrollo’ (1965), de Juan Edmundo Pérez Desnoe
Esta novela y ‘El cataclismo’, ambas publicadas el mismo año, son la única aportación a la literatura de ficción de este autor cubano que se ha prodigado mucho más en el campo del ensayo y de la crítica. Edmundo Pérez fue inmigrante durante los años 50 en Estados Unidos, trabajó como redactor y crítico y regresó a Cuba en 1960. Residió en la isla y se volvió a marchar en 1979 para establecerse en NY de nuevo. Con un pie puesto en USA y otro en Cuba, tuvo una sonora bronca con Guillermo Cabrera Infante, a mediados de los 80, por una edición de textos de autores revolucionarios. En dicha bronca Cabrera Infante aireó algunos detalles de la cida de Pérez Desnoe en su primera etapa en Estados Unidos y la forma en la que este se había hecho pasar por jamaicano para darse exotismo y llamar la atención de los editores.
‘Memorias del subdesarrollo’ es la historia de un burgués cubano, un remedo de su propia biografía, que decide no abandonar la isla cuando toda su familia se establece en Miami tras el triunfo de la revolución para saber cuál es el rumbo que tomará el país y, poco a poco, se va adaptando a los cambios sin perder su punto de vista irónico. Una novela que causó furor no solo en Cuba, donde sigue siendo uno de los libros más leídos, si no también en todo el mundo donde alcanzó grandes éxitos de ventas en los dos lados del charco. Para desgracia de su autor, la adaptación cinematográfica que Tomás Gutierrez Alea dirigiría en 1968, con el mismo título, oscureció un tanto el éxito de la novela debido a la enorme calidad de la cinta que le debe gran parte de su brillantez al texto original enérgico, divertido y lleno de nervio. Seguramente la frase hecha esa de ‘una novela que parece que está viva’ se inventó para definir este texto. En nuestro país, por ejemplo, la novela no fue publicada hasta 2006 y todas las copias de la misma que circulaban por España eran ediciones latinoamericanas, cubanas concretamente.
‘El lugar sin límite’ (1966), de José Donoso
Incansable como pocos Donoso, pese a ser de una familia acomodada, eligió una vida de viaje y aventura en su juventud que le llevó a trabajar en granjas ovejeras en Argentina y Chile pastoreando y esquilando bestias y luego por media Europa. Una forma como otra cualquiera de acumular experiencias para alguien que comenzaría su carrera literaria a mediados de los 50. Donoso, como otros autores, tuvo que marcharse de su país natal, Chile, tras la el golpe de estado del General Pinochet y residió durante unos años en Calaceite (Teruel). Volvería, rendido y agotado, a su país en 1981 aprovechando una operación de limpieza de cara de la dictadura que, sin embargo, lo confinó varias veces y lo vigiló estrechamente para que no se saliera de los márgenes de la vida literaria. Pese a ello fue detenido en 1985 junto a otros intelectuales cuando organizaban una protesta organizada contra el régimen, una reunión de la que saldría el germen de la oposición democrática al régimen y que encabezaría, junto a otras fuerzas, la plataforma que impulsó el NO al régimen pinochetista en el referéndum de 1989. Al saber de su detención España y otros países se movilizaron para evitar que Donoso y los otros opositores sufrieran daño alguno, fueran torturados o desaparecidos.
‘El lugar sin límite’ se centra en la vida de La Manuela, un travestido que es socio de un prostíbulo de la ciudad de Talca llamado ‘El Olivo’ junto a su hija conocida como La japonesita. El local fue en otro tiempo de visita obligada, popular y ‘respetable’. La hija de este vive secretamente enamorada de Pancho Vera, un hombre que desapareció del pueblo, tras casarse y que había organizado junto a algunos de sus amigos juergas que terminaban, indefectiblemente, en el lupanar y que solían acabar en palizas a algunas de las prostitutas. El regreso de este personaje hace que la vida de la pareja protagonista se altere para siempre.
La novela más famosa de Donoso, influencia de posteriores autores jóvenes latinoamericanos, es uno de los mejores libros escritos en el siglo XX.
‘Paradiso’ (1966), de José Lezama Lima
La muerte del padre de José Lezama Lima, de una pulmonía después de una carrera militar que transcurrió entre el ejército cubano y su puesto como voluntario en el ejército estadounidense, marcó para siempre la vida y el carácter de este escritor que fue más poeta y ensayista que novelista. Su enorme figura intelectual fue una de las más importantes de las primeras etapas de la revolución hasta que la publicación de ‘Paradiso’ provocó una marea de protestas por parte de la crítica oficial del régimen que la tachó de obscena, ligera de cascos y criticó sus pasajes homoeróticos. Una vez retirada de las librerías se convirtió en un texto que pasaba de mano en mano en la isla pero que alcanzó mucho reconocimiento internacional gracias a valedores como Julio Cortazar. Purgado por el régimen a comienzos de los años 70 a José Lezama Lima se le negó la salida de Cuba, incluso para recoger premios concedidos en Europa, y muere en 1976 en el ostracismo.
‘Paradiso’ es una novela que tardó en escribirse algo así como una década y media y es la única obra de ficción publicada por su autor. En ella Lezama nos propone un viaje a su biografía, un repaso de la forma en la que acabó convirtiéndose en poeta y escritor, en el proceso de maduración de su personalidad y en la forma en la que se transforma su visión del mundo. Un viaje delicioso por el entramado y los recursos narrativos de su autor, un camino a veces complejo pero siempre agradable sobre el oficio de escribir, de crear y sobre el vicio de vivir. Que sea una obra un tanto desconocida en nuestro país no es un obstáculo para que siempre entre en esos rankings de las obras más influyentes de la literatura latinoamericana en el siglo XX.
‘Cien años de soledad’ (1967), de Gabriel García Márquez
García Márquez es considerado, universalmente, como uno de los mejores escritores de todos los tiempos. Su bagaje vital se entrevé en el mundo paralelo que tenía a Macondo como capital, un territorio sentimental, cuyos ciudadanos viven entre la realidad y la ficción, entre la verdad y la mentira azotados por sus pasiones, por sus tristezas y que han convertido su vida diaria en una aventura en la que se entremezcla lo contado, lo sugerido y lo imaginado. Militares taciturnos de arrebatos violentos, mujeres tan bellas que suben a los cielos, italianos a los que el amor ha llenado el corazón de piedrecitas, gitanos alquimistas, españoles chalados, estadounidenses ambiciosos, matriarcas, fantasmas…todos ellos conectados por historias entrelazadas imposibles, que se llaman de libro a libro, que aparecen y desaparecen pero quedan para siempre.
‘Cien años de soledad’ es la historia de la familia Buendía y de la localidad que funda el primer José Arcadio Buendía, Macondo. Ellos no lo saben pero la vida del pueblo y de la familia, que ocupa un siglo, para solo en un segundo. Un espacio con el que se apuntala el concepto de realismo mágico, esa narración que incluye elementos de fantasía para, contrariamente a lo que pueda pensarse, explicar mejor los acontecimientos. La historia de Macondo es la historia de Latinoamérica, no solo la historia de Colombia, una narración brillante, que traslada a los lectores todos los detalles de la narración embarcándolos desde el primer párrafo del libro en una aventura trepidante que, a la vez, permanece estática en el tiempo pese a moverse continuamente en un flujo sin principio ni fin: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. ¿Años después de cuando? ¿Quién es Aureliano Buendía y por qué recuerda ese momento concreto de su vida? Tendrán que leerlo para descubrir un mundo infinito de sensaciones tan bien transmitidas que les llevarán a convertirse en unos vecinos más de la recóndita Macondo, el lugar donde todo ocurre a la vez, todo el tiempo y donde conceptos como pasado o futuro no tienen sentido.
‘La traición de Rita Hayworth’ (1968), de Manuel Puig
La obra del argentino Manuel Puig permanecerá siempre como una de las primeras que atacó con valentía y decisión la cuestión de la homofobia. Pese a ser un furibundo defensor de la normalización y de afirmar en muchas ocasiones que las opciones sexuales no podían definir al individuo lo cierto es que la obra de Puig iluminó, por si sola, la decisión de muchas personas para salir del armario y luchar por sus derechos. Puig, cuya obra más famosa es ‘El beso de la mujer araña’ (su adaptación cinematográfica le valió un oscar a William Hurt), escribió su primera novela cuando trabajaba como personal de Tierra de la compañía Air France en el JFK de NY aprovechando los momentos de descanso para escribir notas de la misma. Su obra le valió la condena de la temible Triple A argentina que lo amenazó varias veces de muerte, acoso que siguió más adelante cuando la dictadura militar prohibió la difusión de su obra en su país de origen. Puig murió en México en 1990, ya autoexiliado. Jamás volvió a su país por miedo a ser asesinado.
´La tradición de Rita Hayworth’ es una novela que transcurre en Coronel Vallejos, un pueblo inventado para la ocasión por Puig, entre la primera mitad del siglo XX. En él las historias de los personajes se van entrelazando a través de testimonios, cartas, confidencias y demás construyendo un enorme puzle que se construye a través de la relación de una madre y su hijo y, a partir de ahí, tiñe y explica la vida del lugar y de todas las familias implicadas. Una biografía disimulada del propio autor que se esconde tras el personaje principal y nos cuenta la forma en la que la mitomanía, a veces, es la mejor manera de escapar de la agobiante realidad.
[ IMAGEN DE APERTURA: García Márquez, Jorge Edwards, Vargas Llosa, Carmen Balcells, José Donoso y Muñoz Suay, en 1974. Archivo de Carmen Balcells ]