‘1992‘ resultó ser un punto de inflexión sin precedentes en la historia de Italia. No es que los 70 o los 80 hubieran sido un paraíso para el país pero, a duras penas, la república transalpina había conseguido mantener el delicado equilibrio de fuerzas políticas, el acoso de la extrema derecha, la fuerza de la logia P2 (lean ‘Villa Wanda‘ de Edu Bravo que lo cuenta muy bien) y, en general, mantener las formas. Desgraciadamente por esas fechas salta el gran escándalo, el caso “Tangentopoli” que desnudó al emperador, resumiendo muchísimo: los grandes partidos políticos se alimentaban de una red de favores y sobornos a gran escala. Casi toda la clase política estaba pringada en una maraña de escándalos de corrupción.
El arranque de ‘1992’, la anterior temporada de esta ‘1993‘, se centra en el arranque de este caso y en el modo en el que lo afrontan un policía llamado Luca Pastore (Domenico Diele) que ha contraído SIDA por una partida de sangre infectada en un hospital –un escándalo sanitario sin precedentes en Italia ya que había empresas que no hacían controles para ahorrar dinero-, un diputado de la Lega Nord con problemas para manejar la ira, Pietro Bosco (Guido Caprino), Veronica Castello (Miriam Leone) que aspira a convertirse en una velina televisiva y un avispado publicista desencantado de su pasado izquierdista que atiende al nombre de Leonardo Notte (Stefano Accorsi). Las vidas de los cuatro se cruzan en el momento más convulso de la historia italiana y, a través de su experiencia, aprendemos todo el proceso de la caída del viejo régimen italiano, del ascenso de la ultraderecha representada por Lega Nord y la declaración unilateral de la independencia de la región de la Padania y, claro está, la llegada discreta a la política de Silvio Berlusconi.
Los telespectadores españoles que no estén familiarizados con la historia reciente italiana se maravillarán de las similitudes del momento que vivió Italia hace unos años con la actual situación española.
Seria, cruda, con un punto bastante alto de acidez y amargura ‘1992’ es una patada de realidad en la cabeza que sigue por un camino aún más duro en el comienzo de su segunda temporada, ‘1993’, que arranca cuando la justicia tiene rodeado a Betitno Craxi, líder del Partido Socialista Italiano, y con los primeros rumores sobre la entrada de Silvio ‘Il Cavaliere’ Berlusconi en política como forma de ocupar el vacío que la desaparición de la democracia cristiana y los socialistas, los partidos tradicionales, habían dejado en “el centro” de la política italiana y, sobre todo, por detener el avance del Partido Democrático de la Izquierda, una refundación del Partido Comunista Italiano dirigida por su secretario general Achile Occhetto, que amenazaba con hacerse con el poder, un hecho que ya había sido detenido en seco en 1978 con el secuestro y el asesinato de Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas cuando este se disponía a llegar a un pacto con dicha formación política que había salido indemne de todos los casos de corrupción.
Una producción de calidad en todos los sentidos que cuenta con un reparto protagonista de esos de echarse a llorar de lo buenos que son y que destacan la tragedia de vivir en un mundo podrido a su 99%. Ya se imaginarán, si no se lo explicamos nosotros, que la serie en Italia ha levantado casi tantas ampollas como ‘Gomorra‘ o ‘Il Divo‘, respectivamente, la adaptación del libro de Roberto Saviano que denunciaba la destrucción del sur de la república italiana y el siniestro retrato que Paolo Sorrentino nos regaló de Giulio Andreotti, uno de los personajes más relevantes y sangrientos de la historia mundial.
En los aspectos técnicos ‘1992’ y ‘1993’ cuentan con unos créditos para recordar y una realización sobria, que cae poco en el efectismo y que es consciente del material sensible con el que trabaja (Todos los episodios arrancan diciendo que los personajes son de ficción y que su participación en los hechos reales relatados es mentira…lo que no le resta credibilidad) aprovechando, como nadie, la luz. Sí, la fotografía es uno de los puntos a favor de esta producción italiana que consigue remarcar los mejores momentos de la serie y que juega con los grises dramáticos y los brillos horteras para los momentos, que son unos cuantos, con los que se tropieza. Al nivel de ‘Roma Criminal‘ (que también está disponible al completo en Movistar TV) esta ‘1992-1993′ atrapa por su apariencia de realismo –ya saben, los personajes son falsos pero los hechos reales- posiblemente porque cada uno de los protagonistas representa a un buen estereotipo de la línea argumental que protagonizada: un poli desesperado al servicio de un juez honrado, una actriz que tiene que dejarse manosear para trabajar, un diputado anafabeto que maneja como nadie el populismo representando a la perfección el retrato del fascismo italiano de base y un espabilado publicista desencantado de la política que, sin embargo, conserva intacta su ambición de dirigir el país y que quiere entronizar a Silvio Berlusconi haciendo que un país olvide a un partido y se agarre a una marca de éxito, el partido Forza Italia, que no tiene nada más por dentro que la necesidad de seguir protegiendo sus negocios horteras de una posible brisa de honradez.
En definitiva, un retrato poco amable pero necesario que, la verdad, necesita nuestra televisión: un poco de riesgo.