Madrid es una ciudad de contrastes de lujo y miseria que cuenta con zonas muy desconocidas incluso para los propios madrileños. Barrios antes marginales que ahora gracias a la inmigración y las mejoras habilitadas hacen de ellos zonas emergentes donde se cuecen movimientos muy interesantes que son tendencia tanto en arquitectura (el brutalismo, el chabolismo vertical), gastronomía (surgen espectaculares restaurantes/dinners semi secretos chinos, peruanos, ecuatorianos, vietnamitas en Usera, Vallecas, Orcasitas, Carabanchel), urbanismo (parques, barriadas, intercambiadores, sótanos, asentamientos, carriles bici o descampados con encanto), moda (la estética de barrio vuelve a las pasarelas y cuenta en estas zonas con movimientos fashion espontáneos como la ‘Moda Pirri‘ hecha por adolescentes del arroyo que convocan vía Facebook, mercadillos fashion en localizaciones quinqui como la Plaza Elíptica para comprar sus piezas de colección, y que viste al hip hop hispano), y arte (los muros y paredes de estas zonas están llenas de graffittis de todo tipo), literatura con autoras de la “vida de arroyo” como Grace Morales (con sus artículos de costumbrismo de clase baja en su fanzine y la novela ‘Otra Dimensión‘) o Elvira Lindo (embajadora mundial de Carabanchel con su ‘Manolito Gafotas’), e incluso cine (el cine quinqui de los 70 y 80 de Eloy de la Iglesia, o José Antonio de la Loma con películas como ‘Perros Callejeros’, que generaron iconos del lumpen actual como son “El Pirri”, “El Torete” o “El Vaquilla”, reivindicados por raperos quinqui como Jarfaiter, El Coleta o Los Pobres aka PXXR GVNG). En definitiva hay riqueza cultural y belleza (por supuesto, incorrecta) en estos andurriales madrileños,
Para descubrir este submundo propongo una pequeña ruta en bicicleta para empaparse de todo y ver un Madrid desconocido pero muy interesante. Si bien es cierto que no es plato de buen gusto ver escenas de pobreza y marginalidad de barrios realmente peligrosos (Valdemingómez, Cañada Real, Las Barranquillas…) , esta ruta está localizada en zonas populares pero agradables y sin demasiado peligro: Carabanchel Bajo, Orcasitas, Carpetana, San Fermín, Laguna, Plaza Elíptica, Usera, Orcasur, San Francisco, … Recomiendo un dress code macarra, para mimetizarse con el ambiente: chandal, riñonera, oros falsos, leggins imitación pantalón vaquero al estilo de la moda colombiana, estampados de leopardo, sudadera de Swing Pirris, calcetines blancos, zapatillas Nike Airmax… para parecer uno más de los moradores de estas barriadas. Como banda sonora: Camela, Camarón, Tijeritas, El Cigala, Jarfaiter, Lorna, Daddy Yankee, Yung Beef, Khaled, PXXR GVNG… o sea flamenco, sonido Caño Roto, rap Kinky, rumbas catalanas, sonido gitano, reaggeton, rap arabe… Y sobre el Instagramen mano, para hacer fotones de todos estos parajes.
Se puede partir con la bici desde la plaza de Oporto, con un aperitivo en Marisquería Yakarta , un bar de barrio anclado en la estética de los 70 rollo marinero, con servicio a la antigua, buen género y sobre todo unos precios especialmente bajos. Se puede desayunar café y churros por sólo dos euros, y con cada bebida ponen tapas grandes de marisco, como se hacía en casi todos los bares hace tres décadas. Desde allí subiendo por el carril bici de General Ricardos una primera parada en Rastro Remar donde poder mirar muebles y ropa de segunda mano y encontrar verdaderos tesoros a precios de risa. Tras esta parada se puede llegar hasta el final del carril y girar a la izquierda hacia la Plaza de Carabanchel Bajo, y tras pasar la comisaría de policía, subir la calle y darse un garbeo por un paisaje de bloques de cemento y chabolismo vertical en forma de viviendas del barrio de Abrantes, para llegar a Vía Lusitana y Avenida de los Poblados y recuperar el carril bici para adentrarse en uno de los desangelados parques de cemento, césped, estanques y fuentes imposibles como el Parque Emperatriz María de Austria. Desde allí procede un desvío hacia el Cementerio Sur de Madrid, para ver la parte kistch de sus nichos y tumbas gitanas decoradas con centros de flores de plástico, porcelanas póstumas con las caras de los patriarcas y todo tipo de imaginería cristiana.
Para reponer fuerzas (recuperando el carril bici) se puede beber algo en el Mac Auto del McDonalds de la Avenida de los Poblados, que transporta directamente a un mall de estados Unidos pero en pleno Madrid Sur. Siguiendo la ruta se puede contemplar un delirio de arquitectura brutalista que incluye varios edificios emblemáticos como el Ambulatorio de la Seguridad Social de Orcasitas, o la parroquia-chabola del culto gitano Madre del Buen Pastor, y demás excelsos ejemplo de chabolismo vertical en ladrillo, cemento armando y hierro con una estética muy definida y hasta bonita.
Tras sufrir un síndrome de Stendhal por fealdad bien entendida, se pueden recuperar fuerzas visitando el Chinatown de Usera, y parando a comer en alguno de los numerosos dinner chinos que por allí hay, por ejemplo Royal Cantonés, con uno de los patos lacados más exquisitos de toda la ciudad. En el camino un sinfín de parques y descampados salpicados en pequeñas joya en forma de graffiti o de escenas como talleres de coches clandestinos, espontáneos picnics de familias white trash rumanas en medio de los bloques de hormigón, o puestos de inmigrantes ecuatorianos vendiendo empanadillas caseras y otras ambrosías del Cono Sur. Después de comer se puede visitar la Plaza Elíptica, must del Madrid quinqui, y recorrer parte de Orcasur, hasta llegar a otro templo brutalista de los 70 como es el Hospital 12 de Octubre, para atravesar parte del barrio de San Fermín y terminar la ruta en el desconocido y bizarro paisaje urbano del Parque Lineal del Manzanares, diseñado por Ricardo Bofill (padre), donde ver su famosa escultura de una cabeza gigante encima de una colina estilo Machu-Pichu, o disfrutar del Manzanares en estado salvaje.
Una Ruta outsider dentro del turismo urbano, pero diferente y necesaria para conocer de verdad la esencia de Madrid.